jueves, 13 de diciembre de 2012

Gertrud Kolmar




Oríllate en el tiempo que sale de Berlín, echa al fuego
 el corazón del padre, escribe sobre el mundo
que dejó una serpiente escondida en el suelo de tu habitación,
deshaz el alboroto de los gritos,
toca el violín para tu boca,
arráncate los dientes, será la música  
tu paladar.
Ama al joven
cuando esté a punto de reventar
tu corazón,
no lo tires al fuego, esta vez,
mira a los pobres hombres que observan
el temblor de tu mandíbula,
ten piedad de su casa, allí no está
la luz.